Con motivo del 90 aniversario del nacimiento de Alexandr Solzhenitsin, que murió el pasado mes de agosto, este jueves se presenta en Moscú el sitio oficial en Internet dedicado al escritor ruso y Premio Nobel de Literatura. La inciativa fue idea de la viuda del escritor.
"El objetivo principal de este portal es presentar textos de referencia. Además, también se publicarán documentos personales, que se conservan en forma impresa y facsímiles y un gran archivo fotográfico, entre otras cosas", precisó Natalia Solzhenítsina, viuda del escritor. Así, si alguien quiere utilizar una cita de Solzhenitsyn, puede dirigirse directamente a la fuente original, señaló, y agregó que intentará publicar en el portal toda la obra del escritor, según la agencia Interfax. Por otra parte, expresó su esperanza de que el Servicio Federal de Seguridad (FSB, ex KGB) le entregue la documentación incluida en la causa contra Solzhenitsyn, arrestado en febrero de 1945, cuando era capitán del Ejército soviético. Solzhenitsin fue condenado a ocho años de prisión por llamar a Stalin "bigotudo" en una carta enviada a un amigo cuando estaba en el frente de Prusia Oriental, de camino a Berlín. "Se trata de objetos personales que llevaba consigo en el momento de la detención. Dado que posteriormente el capitán Solzhenitsyn se convirtió en un conocido escritor, sus objetos personales, libretas de notas y fotografías constituyen un valor documental para los museos", explicó la viuda. Agregó que todavía no ha visitado ninguno de los dos museos en Rusia dedicados al escritor, pero ahora, después del fallecimiento de su esposo, tiene intención de hacerlo. Además, han propuesto a la familia de Solzhenitsyn abrir un museo en su ciudad natal, Kislovodsk, en el sur del país, donde se conserva la casa de sus tíos. "Ahora estamos dispuestos a aportar documentos, fotos y demás a todos estos museos", declaró. Asimismo, se mostró convencida de que Solzhenitsin "será leído durante muchos años, porque lo más importante de su obra no fue sólo el impactante relato sobre la vida en los campos de trabajo soviéticos".Lo fundamental de su obra, según su viuda, son "sus narraciones sobre el alma rusa y la firmeza del ser humano en los momentos difíciles, ya sea en un campo de trabajo, en el lecho de enfermo o traicionado por personas muy próximas". El Premio Nobel de Literatura 1970, famoso por su Archipiélago Gulag, Pabellón de cancerosos, Un día en la vida de Iván Denísovich, entre otras obras, falleció el 3 de agosto a los 89 años a consecuencia de una insuficiencia cardiaca.
Fuente: EFE
Columna publicada el 06-08-2008
"Estoy convencido de que lo más importante no es lo que dice Solzhenitsin, sino que pueda decirlo. Y si lo que dice daña al comunismo, el hecho de que pueda decirlo le sirve mucho más", declaró el cínico de François Miterrand cuando el primer tomo de Archipiélago Gulag se publicó en Francia en 1974 y desató una portentosa polémica. Sofisma cínico y canalla, puesto que sabía perfectamente que el manuscrito había salido clandestinamente de la URSS, donde su publicación estaba, por supuesto, prohibida. Por aquel entonces Solzhenitsin no podía decir nada en la "patria de los trabajadores" salvo clandestinamente. Pero eran los tiempos de la "unión de la izquierda" con los comunistas, y esto explica la infamia.
Recuerdo esta siniestra anécdota –y muchas otras– mientras se celebra en Moscú el sepelio de Alejandro Solzhenitsin, entierro muy oficial aunque también popular. Ayer estuvieron en la capilla ardiente el primer ministro Putin y el ex Gorbachov, quien había olvidado cómo había insultado al escritor. Hoy es el presidente Medvedev quien conduce el cortejo fúnebre. Muerto, Solzhenitsin se convierte de rebelde a personaje oficial. Bueno, en realidad desde su vuelta a Rusia en 1994, la situación del escritor, crítico feroz del comunismo, del socialismo y de sus gulags, había cambiado radicalmente. Rusia también.
Debo reconocer que las reacciones en Francia ante esta muerte han sido bastante decentes. El primo hermano de El País, el vespertino Le Monde, le ha dedicado muchos más comentarios que el "periódico de la mentira global", que ha publicado lo mínimo. Y no sólo Le Monde, Le Figaro, Libération etc. También France 2, la cadena de tele estatal, ha comentado la vida y obra del ruso y ha transmitido el excelente reportaje que Bernard Pívot realizó en su casa de Vermont (EE.UU) hace ya ¡20 años! Pero el hecho de que los medios le hayan dado importancia con motivo de su muerte no quiere decir en absoluto que yo comparta las opiniones expresadas, pero como tengo la intención de escribir mi propia "cagadita" al respecto, lo dejaremos para luego.
Claro que no olvido que la URSS ha desaparecido por completo y que defenderla contra Solzhenitsin, como en Francia hicieron tantos, y no sólo Miterrand, ya no tiene sentido; es sólo nostalgia. Tampoco olvido que cuando un famoso muere, la costumbre impone que se arrinconen las críticas y los insultos para privilegiar los cumplidos y los pésames solemnes y tantas veces hipócritas. No han faltado en esta ocasión. Pero es lógico, pues Solzhenitsin no puede suscitar la unanimidad, es demasiado importante.¿Sabían que los Juegos Olímpicos van a celebrarse en Pekín?
Carlos Semprún Maura
Solzhenitsyn, en duelo con el poder
A los 89 años, el autor de "Archipiélago Gulag" murió esta semana en Moscú. Aquí, su traductor recorre la obra de un hombre en perpetuo combate.
Por: Georges Nivat *
LA VUELTA DEL EXILIO. En octubre de 1994, Alexander Solzhenitsyn regresa a Rusia y habla en el parlamento de Moscú sobre la situación social del país.
Alexander Solzhenitsyn, muerto el domingo 3 de agosto de una crisis cardíaca en su domicilio moscovita, es una de esas grandes voces en las que no se distingue la parte del arte de la del combate. Como Tolstoi en Rusia, como Voltaire o Hugo en Francia, pertenece a los luchadores, a los "disidentes, por encarnar el rechazo de la sociedad injusta en la que vivían, una resistencia en nombre de algo imprescriptible. Tolstoi rechazaba la sociedad del Antiguo Régimen basada en la desigualdad y veía en el mujik (campesino) despreciado la encarnación de una vida consagrada a Dios. Solzhenitsyn encarna el rechazo del comunismo, ateo y totalitario. En ¿Qué es el arte?, Tolstoi subordinaba el arte a la acción; Solzhenytsin, en su discurso del Nobel, subordina el arte a la tríada platónica de lo Verdadero, lo Bueno y lo Bello. Ni uno ni otro entienden "el arte por el arte ": "Yo me enfrenté a su ideología, pero, al marchar contra ellos, era mi propia cabeza lo que llevaba bajo el brazo," escribe Solzhenitsyn en El roble y el ternero, en 1967.
Comparar a Tolstoi y Solzhenitsyn da la medida de la distancia entre los dos siglos que ellos marcaron: siendo disidente, Tolstoi sigue viviendo en su casa solariega, publica en Rusia la versión expurgada de Resurrección y en Londres la versión no censurada. Solzhenitsyn escribe Archipiélago Gulag en una cabaña en el fondo del bosque, oculta el manuscrito en diferentes escondites y hace publicar el libro en París sin nunca haber visto el texto íntegro... Por otra parte, si bien la epopeya histórica de Solzhenitsyn, La rueda roja (1971-1991), hace pensar en La guerra y la paz, en ella advertimos sobre todo la polémica con Tolstoi. Este aparece en el primer "nudo" como un anciano sabio a quien el joven héroe todavía estudiante visita en Yasnaia Polaina para hacerle la pregunta "¿Por qué vivimos?" La respuesta es: "¡Para amar!" "Sí, pero no hay sólo benevolencia sobre la tierra," retruca el estudiante. "El anciano deja escapar un profundo suspiro. 'Es porque las explicaciones que damos son malas, impenetrables, torpes. Hay que explicar con paciencia. Y se nos comprenderá. Todos los hombres nacen dotados de razón '" (agosto de 1914).
A este rousseauismo fundamental de Tolstoi, la novela de Solzhenitsyn le responde que el hombre se elige libremente bueno o malo. El escritor cree en la acción individual, aun contra el monstruo totalitario. Cree en la voluntad del hombre, en su elección personal entre el bien y el mal, en lo que denomina "el orden interior". La axiología domina toda su obra y gobierna el estilo, el género, la táctica. Tolstoi quería un cristianismo racional; un personaje de Solzhenitsyn, el Astrólogo, (como el Vedeniapin del Dr. Zhivago inspirado por el filósofo Fiodorov), les demuestra a los jóvenes que han venido a consultarlo que el cristianismo es absolutamente irracional porque coloca la justicia por encima de todo cálculo terrenal.
Su obra se divide en dos grandes catedrales de escritura. La primera son los escritos del gulag, centrados en la condición humana en la "pequeña zona" del campo de prisioneros o en la "gran zona " de la sociedad totalitaria. La segúnda está centrada en la historia de la Rusia anterior al desastre, anterior a 1917, y conforma un conjunto de más de 6.600 páginas titulado La rueda roja y subtitulado "Relato en segmentos de tiempo". Prácticamente todos los escritos de Solzhenitsyn se inscriben en uno u otro de estos macizos. Otra particularidad de la obra es la estructura muy condensada en el tiempo, la economía espartana de los ornamentos, la reducción de la acción a instantes decisivos, que el físico Solzhenitsyn denomina "nudos". No hay maduración en el tiempo ni lenta "educación sentimental" ni "tiempo recobrado" sino destinos atrapados en el instante en que el hombre revela su esencia en un todo o nada que hace pensar en la filosofía existencialista de Sartre. En suma, el "cronotopo" favorito de Solzhenitsyn se parece a una "puerta cerrada": celda de prisión o sala de hospital. Pero más allá del espacio carcelario, en Solzhenitsyn está el cosmos, la huida hacia la creación infinita de Dios. La autarquía moral es una regla que Solzhenitsyn tomó de los estoicos y meditó en el campo. En Archipiélago, se celebra la prisión, un lugar de redescubrimiento del cosmos por el recluso.
Un nuevo escritor había nacido en diciembre de 1962, cuando apareció el N ° 11 de la revista Novy Mir. Un día en la vida de Ivan Denisovich dio la vuelta al mundo en semanas. Era el levantamiento de un tabú, era un relato que unía la jerga de los zeks con las tres unidades del clasicismo. Es una poética de la prisión, que reencontramos en El primer círculo, cuyo título remite a La Divina Comedia de Dante. Aquí los sabios son científicos cautivos que el poder ha enviado a una cárcel laboratorio para hacerlos trabajar en máquinas secretas como un descifrador de la voz humana (que pondrá al descubierto a los traidores). Son "privilegiados", pero su labor esclavizará a otros. ¿Tienen derecho a vender su alma al tirano? Sus debates se refieren al tiranicidio, pero el guardián ciego Espiridón, que representa la sabiduría popular, posee la respuesta: "El perro lobo tiene razón, ¡el caníbal no!"
Miniaturas
La humilde heroína Matriona, Stiopa en Pabellón de cáncer el soldado Blagodariov en La rueda roja poseen el mismo secreto. Allí está el motor de la ironía de Solzhenitsyn: el sabio busca, pero el humilde ya ha encontrado.
Solzhenitsyn ama la miniatura y las formas breves. Las migajas en prosa encuadran su obra. Al contemplar un viejo balde, siente que lo invade el recuerdo de la guerra. Pero el destino obligó al escritor a elaborar frescos gigantescos.
Una imagen organiza su "enciclopedia de la esclavitud soviética": el archipiélago griego fue la cuna de nuestra civilización, el archipiélago de campos de prisioneros es nuestra nueva civilización. Solzhenitsyn deja asentada la crónica de los campos, con sus levantamientos de 1953-1954, con sus guerras entre los presos comunes aliados al poder y los demás. Es el etnólogo de la tribu nueva de los zeks y el hagiógrafo de los nuevos mártires. Archipiélago Gulag es también una confesión personal de su propia experiencia, una plegaria, un lamento. Y también una confrontación con otro "poeta " del gulag, Varlaam Chalamov. Solzhenitsyn quiere mostrar la "santidad " detrás de las alambradas de púas. Monumento de la literatura del siglo XX, Archipiélago Gulag es una denuncia de la fábrica inhumana.
El segundo fresco está vinculado con el primero. Gleb Nerjin, el protagonista de El primer círculo, ha escuchado desde 1931, cuando los primeros juicios estalinistas al "Partido Industrial", la "alarma " de la historia. Una alarma que resuena a lo largo de La rueda roja. Los diez días del sitio y el aplastamiento del ejército del general Samsonov, el asesinato del primer ministro Stolypin en Kiev en 1911, un gigantesco flashback, alternancia de escenas civiles, una Rusia meridional activa y próspera: La rueda roja acumula una mole de hechos, a veces relatados minuto a minuto.
Historia y política
¿Se puede extraer de este inmenso fresco un mensaje central? Los personajes principales están encadenados por su vida privada, la mentira, la histeria colectiva. Si hay un mensaje, es que la justicia, en el sentido aristotélico de la palabra, se ha perdido, las cuatro virtudes cardinales de la Edad media se han perdido y la buena vida también. Los protagonistas se consumen interiormente, todo se desmorona bajo sus pies.
Este gran libro a la vez didáctico y poético también queda en suspenso. Aunque la mirada del autor sigue siendo asombrosamente precisa, la exageración es tal que se pierde la proporción de las cosas. No se trata del fracaso de un libro sino más bien de la desorientación de un explorador que creía mantener el rumbo y que, en la enorme abundancia de documentos, imágenes, rostros, vio alejarse su estrella guía. Un genial fracaso literario, en suma.
La obra del polemista es, primero, el largo duelo con el poder soviético, sellado por la proclama "¡Vivir fuera de la mentira!", luego el exilio, con el "discurso de Harvard", un llamado de atención dirigido a los estadounidenses y que los irrita, y en 1990, un programa de acción: "¿Cómo reorganizar nuestra Rusia?", finalmente, las encíclicas emitidas tras el regreso a Rusia, vituperando la falsa democracia, preconizando una nueva Rusia de los zemstvos , como en la época de Chéjov. En 2001, Solzhenitsyn retoma los atavíos del historiador y las flechas del escritor político: presenta su nueva investigación Dos siglos juntos, una historia de la convivencia de los judíos y los rusos. No podía encontrar mejor palo para hacerse azotar, y se hizo azotar.
"Me habría gustado probar mis fuerzas con un tema menos espinoso pero considero que esa historia –al menos el esfuerzo para penetrarla – no debe seguir siendo una zona prohibida. " Lleno de datos (todos de segunda mano, sobre todo tomados de la Enciclopedia Judía Brockhaus Efron de 1913), el libro no es un trabajo de historia sino más bien un gran boceto inspirado en la idea de que ambos pueblos, pese al rencor mutuo, vivieron dos siglos de lazos estrechos, a los cuales puso fin el nuevo éxodo judío.
El alma judía y el alma rusa debían reencontrarse, "había en ello algo providencial". Didáctica y profética, llevada hacia las formas cortas del poema en prosa, pero arrastrada hacia las formas más largas que existen, la obra de Solzhenitsyn sigue siendo paradójica y notable. Durante sus últimos quince años, experimentó la suerte de un "clásico vivo", pero el ardor juvenil no lo abandonó, como tampoco la aspiración de corregir a la sociedad.
Con Dos siglos juntos, el viejo e infatigable luchador lanzaba su último reto a la "tribu instruida" de la falsa intelligentsia de la cual se burlaba desde hace mucho. Una vez más intentaba abrazar lo real, modelarlo, interpretarlo. Una vez más los estetas hicieron remilgos, pero esa terquedad de luchador hace de él la voz más grande del siglo XX ruso y europeo, ya sea que agreguemos un "desgraciadamente" o no.
*TRADUCTOR DE A. SOLZHENITSYN (c) Le Monde.
Traducción: Elisa Carnelli
Solzhenitsyn Básico
Estudió ciencias en Rostov hasta 1941, cuando fue movilizado al frente. En 1945 fue detenido por "delitos de opinión" y deportado a un campo de trabajo, donde estuvo hasta 1956. Allí vivió gran parte de la experiencia que relata en Archipiélago gulag y en Un día en la vida de Ivan Denisovich. Rehabilitado, volvió a ser perseguido y vivió clandestino desde 1967. En 1970 recibió el Premio Nobel. Sin embargo, su situación dentro de la ex URSS se agravó hasta que en 1974 fue deportado. tras 20 años de exilio en los EE.UU, en 1994 regresó a Rusia. Es autor de ensayos y novelas.
ASI ESCRIBE
A la entrada de nuestro barracón se formó una fatídica aglomeración (...). Recuerdo muy bien mi estado de ánimo: una asqueada indiferencia por el destino, una inmediata indiferencia por la salvación o no salvación. Malditos seáis, ¿por qué la tomásteis con nosotros? ¿Por qué hemos de ser hasta el fin de nuestros días culpables ante vosotros de haber nacido en esta tierra?¿Por qué debemos estar perpetuamente encerrados en vuestras prisiones? Toda la náusea de este presidio me llenaba el pecho de tranquilidad y repulsión. Me abandonó el constante temor por la obra de teatro y el poema que llevaba en mí (...). Y a la vista de la muerte que, vestida de capotes, venía hacia nosotros por la zona, no me apretujé en absoluto contra la puerta. (de Archipiélago Gulag III, Tusquets Editores)
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