martes, 23 de diciembre de 2008

Murió el artista plástico Carlos Gallardo
Fue un creador que alternó siempre con éxito el diseño grafico con la escenografia y la creación de vestuarios. Perdió la vida en un accidente cerca de San Nicolás, en la ruta que une Buenos Aires con Rosario. En el mismo vehículo viajaba el coreógrafo Mauricio Wainrot, director del del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, quien también sufrió algunas heridas.

Por:
Ana María Battistozzi


VITAL. Gallardo acababa de cumplir 65 años y estaba lleno de proyectos.

El reconocido artista plástico, escenógrafo y vestuarista Carlos Gallardo, de 64 años, murió ayer en un accidente automovilístico en el que también sufrió heridas el coreógrafo Mauricio Wainrot, quien se desempeña como director artístico del
Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín. Ambos viajaban, minutos antes del mediodía, a bordo de una camioneta 4x4 por la autopista que une a la Capital Federal con Rosario, en dirección hacia Córdoba, hacia donde se dirigían. De acuerdo a las primeras pericias, las malas condiciones del tiempo y la cumulación de agua hicieron que Wainrot perdiera el control del vehículo, se saliera de la ruta e impactara contra un añejo pino ubicado en el kilómetro 227, a la altura de la localidad bonaerense de San Nicolás.
Sus restos son velados en la calle O'Higgins 2842, de 13 a 16 horas. El entierro tendrá lugar a las 17 horas, en la localidad de Pilar.Como suele suceder, de manera que sólo encuentra razones en la fatalidad, la muerte le privó a Carlos Gallardo la última oportunidad de alcanzar ese refugio privilegiado que se había construido con Mauricio Wainrot en las sierras de Córdoba durante los últimos años.Algo a la medida de su necesidad de establecer un corte con el ritmo excesivo de esta ciudad que no le impidió pasar el jueves por la noche a festejar el fin de año en el
Museo de Bellas Artes y brindar por la serie de proyectos que tenía entre manos.Artista plástico, diseñador gráfico, escenógrafo y diseñador de vestuarios, Carlos Gallardo alternó o directamente combinó todas estas prácticas a lo largo de su vida.En 1993 presentó por primera vez, al regresar de Canadá, La Memoria, la impactante instalación que hoy pertenece a la colección del Museo Macro de Rosario, en el Museo de Arte Moderno de la calle San Juan. En el primer piso, con las paredes aún sin revocar, Gallardo instaló un espejo de agua en el que flotaban letras, nombres y números. La escena, que expresaba de manera dramática los traumas de nuestra historia reciente, fue un modo triunfal de abrirse paso en el difícil mundo del arte local. Durante años había trabajado como diseñador en diferentes medios gráficos y también para el Teatro San Martín, donde realizó unos recordados afiches. Pero abandonó esa actividad para dedicarse de lleno al arte y a la larga colaboración que mantuvo con Mauricio Wainrot como escenógrafo y diseñador del vestuario de la mayor parte de sus producciones coreográficas. Entre ellas, El Mesías, Carmina Burana, Un Tranvía Llamado Deseo, Anna Frank, La Consagración de la Primavera, Looking Through Glass o El Pájaro de Fuego.Algunas de ellas, como Perpetual motion, creada y estrenada en Chicago en 1994 por la Hubbard Street Dance Company, compartían los mismos principios estéticos de su producción de arte. Una producción cada vez más orientada hacia la esfera conceptual que Gallardo presentó en distintas oportunidades desplegada en exhibiciones como Kronos del 2000 y Un Golpe a los libros en el Centro Cultural Recoleta o Back Up del 2004 en el Museo Nacional de Bellas Artes.En todos los casos sus trabajos se manifestaban atravesados por la idea de presencia- ausencia, la experiencia intensa de un nomadismo personal y por el hecho de enfrentar las transformaciones impuestas por el paso del tiempo en los objetos y en el paisaje.En 1997 Carlos Gallardo representó a la Argentina en la Bienal de la Memoria de La Habana y el año pasado fue galardonado con el Benois de la Danse por su vestuario para La Tempestad, otra coreografía de Mauricio Wainrot que se presentó en el Bolshoi de Moscú. Las dos instancias dan cuenta de los universos que abarcó.


EL RECUERDO DEL CREADOR DESAPARECIDO
"Era un artista político, anticipado a su tiempo"
Por: Norma Morandini DIPUTADA NACIONAL

El recuerdo del fallecido Carlos Gallardo por una periodista amigaCuando un amigo se va, deja un espacio vacío, dice la canción con la precisión del poeta. El inmenso espacio que comenzó a crecer desde este domingo 21 cuando la vida se detuvo para una gran familia de amigos que todavía no podemos creer que Carlos Gallardo ya no esté entre nosotros.El amigo entrañable. Un muerto más en las rutas argentinas, que matan más que los ladrones, sin que clamemos como sociedad contra esa verdadera inseguridad. Carlos era un hermano, esas relaciones profundas de confianza, amasadas con el tiempo y la complicidad. Pero Carlos era sobre todo un artista. Desde que me fue mostrando sus últimos trabajos de la que él creía su obra mas lograda, nunca pude evitar la emoción frente a la figura de sus hombrecitos, desolados y perdidos dentro del engranaje del tiempo.Hoy lo sabemos, él mismo, destrozado por esa maquinaria del destino.Amaba Córdoba, a la que había adoptado por elección. Y eso me daba orgullo. Aun cuando mal imitaba nuestra tonada, herencia de los sanavirones tenía un humor irónico, alegre, burlón. "Cordobesa, lo que más deseo es llegar a Córdoba", me dijo a modo de despedida en las vísperas de su viaje a La Cumbre. Allí hacía lo que mejor sabía, cultivar su jardín y hacer nuevos amigos. El, que había vivido en Canadá, Bélgica y podía darse el lujo de pasar largas temporadas en los centros culturales del mundo, acompañando como escenográfo y vestuarista a su compañero de vida, Mauricio Wainrot, nuestro coréografo más internacional, director del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, eligió regresar a la Argentina. El país le dolía . Carlos, sin panfletos, era un artista político, anticipado a su tiempo.Cuando pocos se animaban con el tema que nos delata como país, nuestros desaparecidos, él escribió nombres en un espejo de agua en una obra tan perturbadora como bella.Cuando en la euforia de los noventa las marcas diferenciaban lo que la moda igualaba, ironizó o ¿denuncio? la que hoy sabemos fue una ficción dorada, fiesta dorada del consumo. Sus temas eran la memoria y el tiempo, tan inseparables como reflexión filosófica y tan concretas en las imágenes en blanco y negro de las fotografías del puerto de Amberes con sus desechos industriales. Un cronista que se hacía las preguntas básicas de un buen periodista, el qué, el dónde y sobre todo el "por qué". El mismo se inquietaba frente a esos signos de un mundo que ha dejado de cuestionarse. Peleaba contra la estética descuidada de la ciudad, contra sus marquesinas y cartelería que esconden las bellezas arquitectónicas de una ciudad que también ha comenzado a desaparecer debajo de las piquetas de la especulación inmobiliaria, o sobrevive en el cinismo irónico de los siempre creativos grafitis urbanos.Porque le inquietaba constatar cómo en la sociedad moderna todo tiende a quedar reducido debajo del número de las estadísticas, quise homenajear públicamente al amigo humanizándolo, poniendo vida en el número, para que en él reflexionemos sobre ese espacio vacío que dejan en nuestros corazones las macabras rutas argentinas.




Gente del mundo de la cultura en la despedida del plástico Carlos Gallardo
Gallardo murió el domingo a los 64 años en un accidente a la altura de San Nicolás. Sus restos fueron inhumados ayer.


MULTIPLE. Carlos Gallardo supo cultivar distintas disciplinas. Fue un destacado diseñador gráfico, escenógrafo y creador de vestuarios.


Los restos del artista plástico Carlos Gallardo, fallecido el domingo a los 64 años en un accidente automovilístico en la localidad de San Nicolás, fueron inhumados ayer. A las 4 partió de la calle O'Higgins 2842 el cortejo a Jardín del Sol, cementerio privado de Pilar.El coreógrafo Mauricio Wainrot viajaba con Gallardo en el mismo vehículo, una camioneta 4x4. La Policía indicó que en el momento del accidente llovía con mucha intensidad y en la autopista que une la ciudad de Buenos Aires con Rosario se había acumulado gran cantidad de agua. La camioneta se salió de la ruta e impactó con un pino, en el kilómetro 227.Ayer Wainrot fue trasladado desde el Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento, donde lo están controlando, a la casa velatoria. Pudo así despedirse de Gallardo, su compañero, antes de regresar a la clínica donde permanece aún en observación y recuperándose de los golpes recibidos durante el grave accidente.Artista plástico, diseñador grático, escenógrafo y diseñador de vestuarios, Gallardo combinó a lo largo de su carrera todas estas disciplinas. Wainrot es desde hace varios años el director artístico del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín.Mucha gente de la cultura, el teatro, las artes plásticas, el periodismo y la política, amigos del artista fallecido, se hizo presente en la despedida a Gallardo. Entre ellas, el director del Complejo Teatral de Buenos Aires, Kive Staiff; Diana Saiegh, directora del Museo de Tigre; Guillermo Nielsen, embajador en Berlín; Fernando Sokolowicz; Diana Reppeto; los coleccionistas Jacobo Fiterman, Isaac Zaharya y Edmundo Tonconogi ; la senadora María Eugenia Esstensoro; el empresario y ex jefe de gabinete de la Presidencia de De la Rúa, Cristian Colombo; los periodistas Carlos Pagni y Alicia de Arteaga; los arquitectos Alvaro Arrese, Bettina Kroft y Graciela Novoa; Laura Buccellato, directora del Museo de Arte Moderno; Silvia Fajre, ex ministra de Cultura de la Ciudad; la socióloga Graciela Romer; Valeria Fiterman; los galeristas Alvaro Castagnino, Matilde Bensignor, Laura Haber, Orly Benzacar y Luisa Pedronzo; los artistas Silvia Rivas y Adriana Fiterman; y numerosísimos amigos. En 1993, cuando regresó de Canadá, Gallardo presentó una impactante instalación, La Memoria. En 1984 y luego de ganar la Bienal de Diseño por la creación de sus reconocidos afiches para el Teatro San Martín, comenzó una larga colaboración con Wainrot. Juntos crearon escenografías y vestuarios para obras como "Carmina Burana", "Un Tranvía Llamado Deseo", "Anna Frank", "El Mesías" y otras. Como artista plástico expuso en en varias ferias internacionales, como Art Chicago y ARCO. En mayo de 2007 fue galardonado con el Benois de la Danse por su vestuario para la coreografía La Tempestad de Wainrot, que se presentó en el Teatro Bolshoi de Moscú.



Carlos Gallardo fue un artista de alma
Escenógrafo y diseñador de vestuarios, murió el domingo en un accidente automovilístico. Su obra tuvo proyección internacional

Alicia de Arteaga

LA NACION

Una tristeza infinita acompañó ayer la despedida del artista Carlos Gallardo, que murió el domingo en un accidente automovilístico en la ruta 9, a la altura de San Nicolás. La lluvia y el mal estado de la autopista fueron determinantes de la tragedia que le costó la vida en la plenitud de su carrera. Con su compañero inseparable, Mauricio Wainrot, iban en busca del merecido descanso tras un año de éxitos locales e internacionales. El destino era la casa de La Cumbre, transformada con tiempo y cariño en el refugio perfecto, desde que llegaron a las sierras cordobesas invitados por su amiga Norma Morandini. Ese era el ámbito donde prodigaban con generosidad la amistad sin límites. El refugio quedaba en las puertas de El Paraíso, donde vivió y escribió "Manucho" Mujica Lainez. Gallardo contaba los minutos que faltaban para llegar a las sierras, disfrutar del café del mediodía en el pueblo, y entregarse a las largas sobremesas con los amigos del arte, con Kovensky, Jitrix, Dompé y otros. Eso contaba el jueves por la noche, en la despedida de fin de año en la terraza del Museo Nacional de Bellas Artes. Diseñador gráfico en sus comienzos, Gallardo era escenógrafo y vestuarista del Teatro General San Martín, donde tuvo a su cargo las puestas de Carmina Burana , El Mesías , La consagración de la primavera y Un tranvía llamado deseo . En su producción plástica, marcada por el minimalismo y el arte conceptual, encontró un camino de crecimiento personal en el que confluían intereses y preocupaciones profundas: la memoria, la ausencia, el paso del tiempo, los números y los grafismos; la palabra, en suma, como un hilván que sostenía todas esas tramas. Sus búsquedas quedaron registradas en las muestras Kronos , Un golpe a los libros y Close Up (2003) y en la serie Erratum , donde sus citas suenan hoy premonitorias: "Todo el amor de las antiguas cosas, a las que dimos, acaso sin saber, la duración exacta de la vida". Alto, con su porte imponente, regalaba sin retaceos la sonrisa franca que iluminaba su cara de piel morena. Expuso en las ferias de Chicago, en Art Basel, Suiza, en la New York Art Fair, en la feria de arte de Bruselas y en París. En 1997, representó a la Argentina en la Bienal de la Memoria organizada en La Habana. Sus obras integran importantes colecciones públicas y privadas. Tenía 64 años, muchos sueños y varios proyectos en marcha, según había contado semanas atrás en el homenaje que organizó el Malba para recordar a la curadora Corinne Abadi, de quien destacó su especial sensibilidad para cuidar a los artistas. "Cuidar" era un verbo que Gallardo conjugaba de manera cotidiana: en sus relaciones más entrañables, en su pasión por la jardinería y en la amistad de tiempo completo. Prueba de ello fue el emotivo adiós de ayer, en el cementerio Jardín del Sol. El año último, su coreografia para La tempestad , presentada por el teatro Bolshoi de Moscú, le valió un galardón internacional. Otro más, que Carlos recibía con la más absoluta naturalidad, con esa sensación de estar a mano y en paz con la vida, satisfecho, dispuesto a disfrutar de un camino pródigo en oportunidades para él y para su compañero Mauricio Wainrot. Bailarín y coreógrafo, Wainrot, de 62 años, es director artístico del Ballet Contemporáneo del San Martín, coreógrafo permanente del Ballet Royal de Flandes, Bélgica, cuyo gobierno lo distinguió este año, y director artístico de Les Ballets Jazz, de Montreal. Herido en el alma y en el cuerpo, ayer encontró la fuerza y la entereza para despedir a Carlos en la capilla ardiente.


Gallardo, junto a Wainrot, en la casa de La Cumbre Foto: Gentileza Irene Joselevich



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