domingo, 15 de abril de 2018


15/4/07

Bolaño póstumo


El sábado apareció en Babelia un especial sobre Bolaño a propósito de la aparición de dos recopilaciones póstumas de su obra inédita, tanto poética, La universidad desconocida, como narrativa, El secreto del mal

Javier Cercas, Nora Catelli, Mario Bellatín, Guillermo Fadanelli, Darío Jaramillo, Edmundo Paz y Rafael Gumucio se encargan de glosar, o no, la figura del escritor chileno

Se complementa con el especial aparecido en Radar Libros, del diario Página/12 y que queda recogido en El ojo fisgón : Nadie es profeta en su tierra


Por su parte, Subal ha hablado esta semana largo y tendido sobre Bolaño en L2P:
El secreto del mal, La universidad desconocida y sobre los especiales ya mencionados.

Estoy leyendo El secreto del mal y es cierto: Hay un relato de zombies y me ha gustado mucho.

P.S.:
Como se puede ver en los comentarios, Vernon quiso dejar su granito de arena en la controversia. Parece que ahora se ha levantado la veda y es "temporada de Bolaño", para lo bueno y para lo malo.
Vernon pone las cosas en su sitio desde su "perspectiva chilena":

Me han dejado conmocionada algunos comentarios de los enlaces. Para Mauro Libertella, por ejemplo, Neruda es “el tío bueno, con el que todos se hubieran tomado una copa”, “Y entonces llegó el alter ego de Bolaño, Arturo Belano, y habló de Enrique Lihn como un poeta mayor, y habló sin perder el aliento de la inteligencia desnuda de Nicanor Parra”. Vale, llevo muchos años en España, pero hasta donde recuerdo estudié “allá” y Lihn “era una vaca sagrada” hace ya tiempo (con justa razón), lo mismo que Parra; luego me pregunto, ¿en Chile alguien no sabe quién es Nicanor Parra? y Neruda ¿es apenas el tío bueno...? Libertella será siempre Libertella, lo que no es precisamente un elogio.
Para Alejandro Zambra, en cambio, Bolaño irrumpió en la escena nacional cuando los profesores, sus profesores, enseñaban a Tolkien, Paulo Coelho, etcétera. Estoooo, bueno, me lo podría creer si no fuera por el pequeño detalle de que Alejandro y yo fuimos compañeros y por tanto compartimos profesores durante años. En fin, es raro que a mí me hayan enseñado “cosas” tan distintas.
Para Matías Rivas “la velocidad deslumbrante de su escritura liberó definitivamente a la narrativa chilena de sus ínfulas decimonónicas”. Me ha dejado perpleja porque, por un lado, ¿decimonónica?: jodo, desaparecieron de un plumazo Donoso , Wacquez, Contreras, Collyer, et al. Por otro lado, ¿“liberó definitivamente a la narrativa chilena”?, es decir, ¿ya hizo escuela y transformó la narrativa chilena?, qué rapidez. Estoy ansiosa por leer esa nueva narrativa chilena definitivamente liberada... ¿autores?
Me parece una seguidilla de, con todos mis respetos, comentarios bastante histéricos. “A ver si la fama de Bolaño nos da cinco minutos de gloria”. Qué negociado, qué cantidad de boludeces se están escribiendo, cuando lo que se necesita saber está en los propios textos de Bolaño: una relación de amor-odio magnífica con Chile (como propone de alguna manera Rivas). En fin, los complejos, la biografía del otro que, casi siempre es falsa (prefiero la ficción de los escritores). Y, por último, ¿a quién le importa la relación de Bolaño con Chile? En vez de escribir boludeces narcisistas del tipo “yo sí ¿eh?, yo sí puedo ver claramente la mediocridad de los otros, yo caché al tiro a Bolaño”, deberían estar leyendo la obra de Bolaño.
Me gusta mucho más el texto de Gumucio. Rafael siempre ha sido lúcido, y sabe cuándo evitar las autorreferencias que no aportan nada.
En fin, cuántos lugares comunes, cuántos complejos, cuánto lucimiento, cuánta basura tendremos que seguir leyendo hasta que pase el boom.
Vértigo.
Vernon.



Publicado por Portnoy en 20:17 9 comentarios:


Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con FacebookCompartir en Pinterest


Etiquetas: Bolaño, literatura, Roberto Bolaño




20/4/07

Bolaño póstumo (II)


Escribía hace tiempo en torno a Bolaño:

La obra de Bolaño (...) es un juego consentido y alentado por el autor quien, como director del juego, demuestra ser finalmente más listo que todos sus lectores.
La única respuesta posible ante la magnitud de este juego es practicarlo en solitario.
Convertirse en lectores onanistas de Bolaño. Lo primero que dije fue que no se podía hablar de 2666. No se puede hablar de Bolaño.

A vueltas con Bolaño

Después rompimos esa premisa y nos lanzamos a hablar con entusiasmo de Bolaño y su obra, de sus narradores y de las trampas metaliterarias a las que nos conducía y en las que caíamos como ingenuos lectores.
Entre esas trampas se podía incluir el carácter minimalista de algunos de sus relatos, que mostraban fragmentos inconclusos de “realidad” (o eso podíamos llegar a pensar) ...más o menos lo mismo que hemos visto en Salinger a través del Proyecto Nueve Cuentos... más o menos lo mismo que gran parte de la narrativa estadounidense de mediados del siglo XX: Carver, Cheever... pero Bolaño mejor ( o al menos eso creo)
Comentaba Settembrini en torno a la “poética de la inconclusión” con la que algunos han tratado de definir la narrativa corta de Bolaño que “a la fuerza ahorcan”
¿Hablaríamos de inconclusión, de “poética de la inconclusión”, si Bolaño no hubiese fallecido dejando inacabada 2666 y el puñado de relatos, de esbozos en muchos casos, de primeros apuntes que constituye ahora la recopilación de textos titulada El secreto del mal?
Coincido con Sett, “poética de la inconclusión” es una definición un tanto pedestre para referirse a la extensa e intensa obra de Bolaño.
Fuca dice que pensaba en mí leyendo “El hijo del coronel” porque sabe lo que me gusta el cine de terror. Pero no sólo por el género que trata se convierte en mi cuento favorito (de momento) de El secreto del mal. Además, como apunta j. en La balada del elefante azul :“Y la clave del cuento, lo que lo dota de un doble sentido jugoso y misterioso, es la afirmación de que esta película constituye, para el narrador, «mi biografía o mi autobiografía o un resumen de mis días en el puto planeta Tierra.» Esta declaración, expresada en el primer párrafo del relato, nos obliga a una lectura paralela no explícita sobre la historia a escuchar, redefine de inmediato la experiencia de la película, nos fuerza a preguntarnos reiterativamente a qué se refiere, cuál es la verdadera historia”
No es la primera vez que Bolaño (perdón, los narradores de Bolaño) nos cuenta películas, algunas reales (Andrei Rublev, por ejemplo) y otras, como El hijo del coronel, imaginarias. Lo que se hace difícil entender en la declaración inicial del narrador en el cuento es como la delirante película que nos cuenta puede ser “un resumen de mis días en el puto planeta Tierra”. No hace falta explorar mucho en el relato para darse cuenta que todo es excepcional en la película que nos cuenta, que nada obedece a los normas del género fantástico, que lo que se nos está contando es otra cosa revestida de película de zombies.
Lo curioso es que parece que en la película los muertos quieren descansar.
Y el protagonista quiere revivir aquello que está muerto.
¿Alegórico? ¿Premonitorio?





En fin, preguntaba nuestro compañero Llibreter si el interrogante del diagrama de Bolaño estaba por fin resuelto y la incógnita era La Universidad desconocida.
Debo confesar mi incapacidad para responder esa pregunta.
En primer lugar por mi ineptitud para apreciar la poética que me impediría reconocer si La universidad desconocida debe reemplazar al interrogante.
En segundo lugar El diagrama de Bolaño es una representación artística de las relaciones que se establecen entre las obras del autor chileno. En algún sitio ya recalqué que tiene algún que otro error. Por ejemplo Una novelita lumpen debería estar íntimamente relacionada con Los detectives salvajes, aunque después de leer en El secreto del mal el esbozo primerizo del texto no lo tengo tan claro. Pero esa característica de la narrativa de Bolaño de encajar en distintos contextos, el carácter de constante reescritura o reelaboración de sus textos puede sugerirnos que textos ocuparían el interrogante: Todos. Es posible que en ese sentido sí, La Universidad desconocida sea la solución.
Pero como en el fondo todo es un juego al que jugamos los lectores, las flechas apuntan a nuestras cabezas.

El diagrama de Bolaño
Una novelita lumpen


AMANECER


Créeme, estoy en el centro de mi habitación

esperando que llueva. Estoy solo. No me importa

terminar o no mi poema. Espero la lluvia,

tomando café y mirando por la ventana un bello paisaje

de patios interiores, con ropas colgadas y quietas,

silenciosas ropas de mármol en la ciudad, donde no existe

el viento y a lo lejos sólo se escucha el zumbido

de una televisión en colores, observada por una familia

que también, a esta hora, toma café reunida alrededor

de una mesa: créeme: las mesas de plástico amarillo

se desdoblan hasta la línea del horizonte y más allá:

hacia los suburbios donde construyen edificios

de departamentos, y un muchacho de 16 sentado sobre

ladrillos rojos contempla el movimiento de las máquinas.

El cielo en la hora del muchacho es un enorme

tornillo hueco con el que la brisa juega. Y el muchacho

juega con ideas. Con ideas y con escenas detenidas.

La inmovilidad es una neblina transparente y dura

que sale de sus ojos.

Créeme: no es el amor el que va a venir,

sino la belleza con su estola de albas muertas.


Roberto Bolaño, La Universidad desconocida.

Estoy solo. No me importa terminar o no mi poema.



Publicado por Portnoy en 11:54 4 comentarios:


Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con FacebookCompartir en Pinterest


Etiquetas: Bolaño, literatura, Roberto Bolaño




4/8/05

El diagrama de Bolaño revisitado

Vuelvo a recibir un mail de Arturo Belano dándome algunos detalles más sobre el diagrama que publicó en su día la revista Piedepágina, obra del ilustrador Francisco Villa, mandándome conjuntamente una nueva versión del diagrama:







Copio el contenido del mensaje enviado con las nuevas líneas (literales y de investigación) que propone Arturo, esperando no traspasar los límites de la confidenciabilidad:

El diseñador original del diagrama, a quien contacté por intermedio de la revista colombiana, me envió hace un par de semanas, coincidencialmente, la versión original del mismo. Aparentemente, el diseñador gráfico encargado de traducirlo a un formato más, digamos, atractivo, olvidó (¿obvió?) códigos de colores y estilos de lineas que ayudaban a enfatizar diferentes tipos de asociaciones. He estado estas semanas en Quito pensando en él y quiero compartir contigo algunas de mis observaciones.

Fíjate en lo siguiente:

1. El diagrama, que es potencialmente un triángulo, sólo es por lo pronto un cuadrilátero (a medias) con esquinas en los libros cuyo título está en negro. Los dos vértices de la derecha realmente no se conectan con lineas sólidas sino de la misma manera que ellos se conectan con el vértice misterioso. ¿Debemos entender una unidad asintótica entre 2666 y Nocturno de Chile?

2. Aquí, debido a los colores apropiados, se hace claro que las lineas que conectan a La literatura nazi con tres de las esquinas tienen una naturaleza distinta. El propósito de estas lineas, supongo, es sugerir una división geográfica entre las obras de Bolaño. Abajo está México, a la izquierda España y arriba Chile (o algo por el estilo).

3. Hay lineas rosas más resaltadas que otras. Mi sospecha es que intentan proponer diferentes niveles de conexión. Por un lado está el triangulo a la izquierda que podría ser llamado "El tríptico de Belano", conectado, claro, a Putas Asesinas (¿por qué la conexión no es sólida en este caso?). Mi versión contendría una linea sólida entre Putas Asesinas y 2666.

¿Qué opinas?

Arturo Belano



Publicado por Portnoy en 7:56


Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con FacebookCompartir en Pinterest


Etiquetas: Roberto Bolaño