viernes, 22 de febrero de 2008

Papelón con Borges durante un acto cultural en Córdoba
En un homenaje a Lugones se leyó el texto, que es apócrifo y circula en Internet desde hace años. Se trata de Instantes. María Kodama se apuró a aclarar que no es un poema del gran escritor.
Por: Marta Platía, corresponsal en Córdoba
BRONCA. "No lo escrbió Borges, es de Nadine Stair", dijo María Kodama. Mientras se leía el poema con voz de locutor oficial, la viuda del autor de El Aleph no podía creer lo que oía.



El acto se planteó austero, frente al Museo Lugones, en Villa de María de Río Seco. Se trataba de un homenaje al poeta que eligió quitarse la vida un 18 de febrero de 1938, y que había nacido en esa localidad del norte cordobés, casi en el límite con Santiago del Estero. Todo el mundillo cultural estaba presente. Hasta María Kodama -la viuda de Jorge Luis Borges- quien, invitada por la Secretaría de Cultura cordobesa, hablaría de la influencia que Lugones ejerció sobre la obra del autor de Historia universal de la infamia. De traje blanco con aires orientales, elegantísima, Kodama apenas pudo disimular su sorpresa y su indignación cuando una escritora de la zona comenzó a leer -como si fuera de Borges- el poema "Instantes", un texto apócrifo que hace años se difundió mucho en Internet. Ya entonces, Kodama y otros especialistas habían descartado que Borges fuera el autor ."Si pudiera vivir nuevamente mi vida,/ en la próxima trataría de cometer más errores./ No intentaría ser tan perfecto,/ me relajaría más./ Sería más tonto de lo que he sido", leyó la escritora local, ante el estupor de María Kodama que -según le dijo a Clarín el periodista Erick Italia, de Radiocadena 3- "no podía creer" lo que oía. "Mientras la escritora leía el poema con voz de locutora oficial, Kodama agitaba una de sus manos en señal de "no, éso no es así". Apenas la mujer terminó la lectura -comentó Erick Italia- Kodama pidió el micrófono y se encargó, con mucha elegancia aunque se notaba su enojo, de explicar que éso no era obra de Borges, sino de una escritora norteamericana llamada Nadine Stair".Luego llovieron las disculpas sobre María Kodama. Y, claro, una vez que ella se fue, vino la búsqueda del culpable de semejante papelón. Mientras que desde la Secretaría de Cultura aseguraron que "esa parte del acto estaba a cargo de la comuna de Villa de María de Río Seco", los Escritores Cordobeses Asociados (ECA) dijeron que las responsabilidades venían desde el seno del Museo Lugones de Villa de María, que a su vez apuntó hacia la Provincia. Lo concreto es que, tratándose de ministerios, escritores, museos y comisiones de homenaje, resulta por lo menos bochornoso que se haya cometido semejante error. Quien sí se salvó de pedir las disculpas del caso personalmente, fue nada menos que el propio gobernador Juan Schiaretti, que tenía planeado asistir al acto. Pero su helicóptero no pudo despegar, por la tormenta eléctrica que azotaba a la ciudad de Córdoba a la hora del despegue.


El poema de la polémica

Instantes


Si pudiera vivir nuevamente mi vida.

En la próxima trataría de cometer más errores.

No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.

Sería más tonto de lo que he sido, de hecho

tomaría muy pocas cosas con seriedad.

Sería menos higiénico.

Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría

más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.

Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería

más helados y menos habas, tendría más problemas

reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente

cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría.

Pero si pudiera volver atrás trataría de tener

solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos;

no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro,

una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas;

Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios

de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.

Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres

y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.

Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.

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