miércoles, 11 de agosto de 2010

Calderón o la metáfora del mundo

Considerada una de las piezas más perfectas del teatro universal, "La vida es sueño", de Calderón de la Barca, está siendo revisitada en el San Martín por el director Calixto Bieito. Aquí, una aproximación a la obra del único comediógrafo en lengua castellana comparable con William Shakespeare.

Por: SUSANA VILLALBA

LAS OBRAS de Calderón alcanzaron masividad en su época y duraban varias horas.

Cómo hablar de La vida es sueño sin reducir su complejidad, que concentra las preguntas de la época y el arte barrocos volviéndolas universales: ¿confiar en ciencias esotéricas o en la comprobación empírica?; ¿en el destino o en la propia acción?; ¿tenemos libre albedrío?; ¿se es malo por nacimiento o por entorno y educación?; ¿una imagen tiene su correlato en el cielo o es la máscara del vacío? Epoca en que Copérnico y luego Galileo cuestionan la verdad de lo que percibimos con los sentidos. El sol no gira a nuestro alrededor, como parece, ¿es apariencia engañosa todo aquello en lo que se creía? Por su parte, Descartes pone el origen de lo humano (y su diferencia con la bestia) en el pensamiento. Lutero niega la relación entre el obrar y la salvación divina y rechaza hacer imagen de lo divino en la tierra. Se conocen nuevos continentes, creencias y razas, otras formas de ver el mundo, otros mundos.

En lo político, es el comienzo del fin de un sistema medieval. ¿Se es príncipe sólo por herencia o se sustenta el poder en el pueblo y en obrar con prudencia? Aunque Pedro Calderón de la Barca es monárquico y dramaturgo de la Corte, una interpretación posible es que el príncipe Segismundo se vuelve justo cuando lo corona el pueblo. Cada uno representa su personaje en el teatro del mundo, pero debe asumirlo con responsabilidad. Y eso no es todo, se trata del barroco, el arte de los caminos intrincados, la elipsis, la perspectiva, la metáfora que refleja que todo es imagen de otra cosa, el retruécano ingenioso del hombre que es pensamiento por sobre la emoción. Es el arte de las contraposiciones pero no en equilibrio sino en choque: alma-cuerpo, tierra-cielo, real-ideal, justicia-razón de Estado; cada luz tiene su sombra, cada persona su antagonista, cada cosa su opuesto (el poder es también una prisión, no sólo una gracia). Y todo es remedo de lo verdadero que es (según el enfoque católico de Calderón) lo divino. No hay uno de estos elementos que no encontremos en La vida es sueño.

Más aún: el enfrentamiento entre generaciones, el trato que merece la mujer, el dominio de las pasiones. Y el tema por excelencia del barroco: la fugacidad de la vida y de todo aquello que parecía estable, como el poder. Pero Calderón no promueve el "goza ahora que mañana no se sabe" , tan extendido en aquella España, ante su profunda crisis económica y la caída de lo que había sido un imperio tan extenso que no se ponía el sol en sus dominios; en sus obras discute moralmente con esa opción, hay algo que sí es eterno; y además discute a Lutero: se lo alcanza obrando bien.

En cuanto a la estética de sus puestas, no las conocermos bien como sí sus textos que aún perduran, pero se sabe que Calderón es uno de los precursores de la escenografía moderna y la puesta en escena. La época misma es su metáfora de que el mundo, la pompa, la ganancia ("sueña el rico su riqueza"...) son pura representación. Porque el teatro alcanza una masividad que hasta lo convierte en un buen negocio; ricos, pobres y reyes esperan con ansiedad los momentos más intensos de sus vidas: las representaciones teatrales. Que duraban horas, con entremeses y danzas entre un acto y otro. Ya Lope de Vega había fijado la estructura de tres jornadas (actos), había roto la unidad de tiempo y lugar y hecho numerosos aportes a la dramaturgia, aunque prefería la austeridad en la puesta y un enfoque que se considera más realista. Calderón, en cambio, agrega el barroco mismo: el artilugio y la apariencia en escena.

Una versión artificiosa

La puesta que Calixto Bieito acaba de estrenar, en el Complejo Teatral San Martín, se centra en un gran espejo en el cielo contra la desnudez de la tierra, con algunos pocos elementos claramente artificiosos (un caballito de madera, un tapado de piel en medio de la nada). Y pone el acento en uno de los rasgos principales del barroco y de Calderón: lo tragicómico. La vida es sueño es una tragedia en sentido clásico: dos justicias que se enfrentan, la razón del padre contra la del hijo, la legitimidad de heredar la corona frente al peligro de no saber gobernar. Pero el "goza ahora" epocal está en lo cómico. Por eso Bieito hace del criado Clarín un personaje principal, no es Astolfo el doble de Segismundo en esta versión, y hasta el mismo Segismundo queda apayasado con la nariz y la boca pintadas. Bieito recupera al actor de entonces, que apelaba directamente al espectador y que no era stanislavskiano .

Además, la primera versión que realizó de esta obra fue en inglés, en Edimburgo; la cercanía con la tradición isabelina se habrá sumado a sus investigaciones para concluir que aquel teatro entretenía, el público se divertía e intervenía, sus dramaturgos escribían para la actuación y sin solemnidad, como el mismo Shakespeare señala a través de Hamlet . No es el San Martín una taberna donde el público podría estar tomando cerveza ni un corral (y además Calderón montaba primero sus obras en la Corte), pero en la sala Martín Coronado el público es invitado a relajarse e involucrarse, no sólo porque es reflejado en el gran espejo, también porque se interactúa con él, para lo cual se deja levemente iluminada la sala a través de bombitas que recuerdan al circo. Hoy en día, el mundo más que un teatro es "un circo". La polisemia es otra de las características del barroco y de Calderón.


El otro Fénix

La vida es sueño fue celebrada por el teatro alemán de los románticos, al punto que Hugo von Hofmannsthal escribió una versión. En Latinoamérica, ya se lo interpretaba en México casi paralelamente a haber estrenado el propio autor en su país. Las más recientes visitas a sus textos entre nosotros: Suárez Marzal montó en 1999 La vida es sueño , con Víctor Laplace encabezando el elenco; también el grupo de títeres Libertablas, dirigido por Sergio Rower, realizó una puesta con la voz en off de Luis Rivera López. En 2004, Jorge Lavelli puso en el San Martín La hija del aire y, en 2003, Rubén Szuchmacher montó Casa con dos puertas mala es de guardar , como parte de su espectáculo en dos capítulos, El siglo de oro del peronismo . En España, sin embargo, según cuenta Bieito, no hay tradición de revisitarlo. En la época franquista, seguramente por la costumbre absolutista de que nadie se destaque en particular. Y en el posfranquismo, se habrá visto en Calderón el catolicismo y monarquismo que habían abusado. Lo cierto es que España no había sabido hasta ahora vender a Calderón a la altura de Shakespeare, aunque lo está.

Pedro Calderón de la Barca fue tan prolífico como Lope de Vega: escribió más de 120 comedias, más de setenta autos sacramentales y numerosas zarzuelas y obras menores. Nació en Madrid el 17 de enero de 1600, como inaugurando el Siglo de Oro de España, siglo de su mediodía cultural y su ocaso político. Siglo del Quijote, de poetas como Góngora y Quevedo, narradores como Gracián, dramaturgos como Tirso de Molina, pintores como Velázquez y Zurbarán. Recibió mayor educación que sus hermanos, fue al que se apostó como intelectual, una figura que nacía también con el siglo. Se crió en el ambiente de la Corte de Felipe III, en la que su padre era funcionario; estudió en el Colegio Imperial Jesuita, en la Universidad de Alcalá y en Salamanca. Con apenas 23 años estrenó su primera obra de teatro, Amor, honor y poder , y a los 35 escribió La vida es sueño , considerada una de las más perfectas del teatro universal. En ese año, además, estrenaba El mayor encanto, Amor . Fue cuando Felipe IV lo puso a cargo del Teatro de Palacio y sus hermanos comenzaron una tarea que afortunadamente completaron: la recopilación y publicación de sus obras.

Fue época de guerras entre esa España aún medieval, hundiéndose por el peso de su propio oro que sí sabían aprovechar los incipientes bancos de otros países, iniciando la era capitalista. Calderón eligió participar en las batallas contra países limítrofes, algunos de los cuales eran entonces provincias españolas, a pesar de que el mismo rey prefería excusarlo para preservar su talento. De todos modos, se desilusionó rápidamente del ambiente militarista. Como más tarde se desilusionó de la decadencia de la Corte. A los 50 años renunció a su puesto en el Palacio y tomó el hábito de la Orden Tercera de San Francisco, aunque años después no pudo evitar ser nombrado capellán de la Corte. Si bien se ha dicho que ordenarse sacerdote era un refugio habitual de escritores, a veces económico, otras político o social, en el caso de Calderón su convicción puede leerse en sus obras. También su imperativo moral: La vida es sueño no concluye con el final feliz sino con el final correcto: sobreponerse a sus pasiones es el mayor triunfo de Segismundo, por lo cual no se casa con la mujer que ama e incluso castiga a un soldado que le fue leal por haber sido desleal al rey; el cómico paga por su despreocupación y labilidad moral como por suponer que puede burlar a la muerte, o sea, a los designios de Dios.
Calderón murió en 1681, sin descendencia; el único hijo que tuvo en su juventud y sin casarse, murió siendo niño.




Una "Matrix" neobarroca

Calixto Bieito dirige el Teatre Romea de Barcelona, director y coproductor (con Iberescena y el CCEBA) de la versión en cartel de "La vida es sueño". Actualmente es uno de los más reconocidos directores internacionales, tanto por sus puestas de óperas ("Don Giovanni", "Carmen"), como de clásicos ("Macbeth").¿Su puesta dialoga con otras de sus contemporáneos? ¿Hay en España una tradición de revisitar a Calderón, como en Inglaterra a Shakespeare?

O como a Schiller en Alemania, Ibsen en Escandinavia, no, no hay esa frecuentación. Quién sabe si se había repensado "La vida es sueño" desde Calderón, tampoco Lope. Lorca comenzó un camino con una versión proletaria de "Fuenteovejuna", con mamelucos de trabajo, un camino que fue interrumpido por Franco. Luego, cuando he dicho que "La vida es sueño" me parece más acabada que Hamlet, me criticaron, no en Inglaterra sino en España

-De hecho, esta puesta la hizo primero en inglés...

Sí, en Edimburgo, en 1998, y luego la llevé a Londres, Nueva York, luego la hicimos en castellano en España y ahora aquí. No es que yo fuera prejuicioso antes, pero me abrió aún más la mente tener actores con distintos acentos, Basilio era el actor negro del "Mahabarata", Segismundo era un blanco con fuerte acento escocés. Mi próximo Calderón es en Alemania.

¿Qué estética eligió para su puesta?

Para que fuera naturalista hoy, habría que hacer una dramaturgia. Tampoco le cuadra una puesta romántica. La obra tiene suspenso, rabia, poesía; pensé en términos neobarrocos y también abrevé en un expresionismo español que me interesa mucho, que creo que va desde Goya a Valle Inclán y luego a Buñuel. Sobre todo, descubrí que Calderón escribía para los actores, para que seduzcan al público y que el público disfrute. Los párrafos filosóficos no tienen por qué ser lentos porque sean reflexivos, es una obra de aventuras filosófica. Así la encaré y es otra de las cosas en que me ayudó comenzar en Edimburgo, los actores ingleses hablan muy rápido.

¿Qué sería barroco hoy? ¿qué pone vigente la obra?

La fragilidad de la existencia es universal. Además, "Matrix" podría ser una versión de "La vida es sueño", ese viaje hasta descubrir que el mundo es una gran ficción.

¿Hizo cortes al texto?

No, mezclé a la versión madrileña, que Calderón escribió para la imprenta, la de Zaragoza, bastante desconocida, más irreverente, existencial, nihilista. Y no se asusten que, como es tan ágil, no llega a durar ni siquiera dos horas.

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